Campazzo analizó a la Selección Argentina que buscará dar un nuevo golpe en los Juegos Olímpicos de Tokio

Habló Campazzo
Foto: Prensa CAB

Facundo Campazzo vivió los últimos meses de modo vertiginoso. Saltó a la NBA, tuvo un aprendizaje en tiempo récord para adaptarse a la liga más competitiva del mundo y tuvo que asumir un rol protagónico en los Denver Nuggets antes de lo esperado.

Sin embargo, no se marea y ya puso su mente, su corazón y su cuerpo en la preparación de la Selección Argentina para los Juegos Olímpicos de Tokio, donde intentarán dar un nuevo golpe, como el del subcampeonato mundial en China, en 2019.

“Realmente me ha impactado todo lo que se
produjo en esta temporada, la magnitud que tomó esto. Me sorprendió y,
en un punto, me superó porque no esperaba tanto. Trato de no consumir
mucho pero es inevitable. No sé, tal vez no tomo dimensión a veces. O no
me doy cuenta. O, en realidad, quizá no quiera darme cuenta de lo que se
generó”
, reflexionó en voz alta en una charla distendida con Prensa CAB en Las Vegas.

-¿Qué fue lo más loco que recibiste durante esta popularidad?
-Tal vez los tatuajes que vi que se hicieron algunos hinchas. Y eso es un
cachetazo al piso, algo terrible. Por ejemplo, vi que se tatuaron la foto del
día que en zona mixta le robé los lentes a Mosquito (José Montesano) y yo
no lo podía creer. Y eso es realmente increíble, se te pone la piel de
gallina. Ahí tomás un poco la dimensión y te pega eh… Entonces, si bien
siento el cariño que la gente me brinda, intento no consumir en exceso
todo lo que se genera, lo que me dicen o hacen por mí.

-¿Y cómo explicás el fenómeno Campazzo?
-Primero, porque hace mucho que no se veía un jugador en la NBA, es
como que la gente necesitaba y ahora, además de mí, llegaron Tortu y
Luca. Y se nota esa alegría de la gente, el volver a tener ese gran interés en
la NBA. Noto que todo lo que pasó en el Mundial, lo que logramos y cómo
representamos al país, fue un puntapié y empezaron a seguir mucho más.
Y ahora, que hayamos dado este salto, con lo genera la NBA, potenció ese
interés. También es cierto que los argentinos son muy locos (se ríe). En
realidad, muy fanáticos y te siguen de una manera especial, sobre todo
cuando ven que respetan el juego y lo hacés con pasión.


-Pero también, es verdad, tenés un ángel, un carisma, una forma de ser y
una manera de jugar que traspasan la pantalla. Un combo especial.

-Yo intento ser yo. En realidad, no intento. Me nace ser yo. No lo fuerzo.
No me gusta ponerme el cassette… No siempre se puede, pero intento
que esa línea, entre lo que quiero y se puede declarar, sea lo más fina
posible, sin importar el qué dirán. Me muestro auténtico y tal vez eso le
atrae a la gente. También es verdad que, en un mundo de gigantes, uno
de 1m78 llama la atención. Y que me guste tirarme de cabeza, jugar con
intensidad, eso también le gusta a mucha gente. Es posible que se den
cuenta también que amo el básquet, amo competir y siempre juego con la
pasión que siento por este deporte…


-Entre lo que mostrás está tu familia, tu vida. Y se te nota más maduro,
tranquilo y reflexivo. ¿Puede ser un poco de eso también?

-Sí, es verdad. Siento que afuera estoy en el mejor momento en mi vida y,
cuando eso pasa afuera, es inevitable que lo traspases adentro. Terminas
siendo de la misma manera… Es verdad que estoy en un equilibro muy
bueno y soy el mismo de siempre, aunque con una hija y eso te cambia
mucho, para bien. Pero es verdad que estoy disfrutando de jugar, de mi
familia, de lo que me pasa. Cada cosa que hago la disfruto.

“Este reencuentro ha sido como lo esperaba,
incluso noto más ganas que antes. Tal vez porque todos esperábamos vivir
esto en el 2020, pero la postergación de los Juegos lo estiró todo un año
más. Cuando esto pasó pensé ‘uy, qué cagada, no vamos a estar juntos, no
vamos a poder seguir la historia en Tokio’, pero por suerte estamos de
nuevo acá. Y lo disfrutó porque se extraña, el pasar tiempo con mis
amigos, el vivir el día a día de cada proceso. Es hermoso. Acá siempre que
venís hay una energía, nos planteamos objetivos y notás que todos
tiramos para el mismo lado. Y es motivante, ilusionante”
, disfruta la preparación.


-¿Y ya arrancó el Facu de siempre en la concentración o esta vez va más
despacio?

-Arranqué tranqui, por ahora más que nada tratando de hablar con todos,
sobre todo con los más nuevos, para conocerlos más. Pero siempre en los
inicios soy así. Me pasó en Denver hasta que me relajé y terminé siendo
yo, disfrutando cada segundo con mis compañeros y el equipo.


-Ahora, que tu status ha crecido, ¿te sentís más importante dentro y
fuera de la cancha, con más responsabilidades de líder?

-Primero digo que me gusta conocer a los demás. Está bueno intentar
lograr esa cercanía lo más rápido posible, para que la adaptación no sea
difícil para los nuevos. Los que estamos hace más tiempo, podemos
ayudar a que el proceso sea más natural y nadie lo sufra. Por eso me
acerco, les pregunto cosas, cómo les fue en la temporada y cómo están
ahora, en estos primeros días en la Selección.


-¿Pero no sentís una responsabilidad de hacerlo, de ser más líder?
-No, realmente no la siento. No sé. Lo dejo de lado. O no lo intento pensar
de esa manera. No me doy cuenta o no me quiero dar… Soy curioso de mis
compañeros, me gusta interactuar, charlar y aprender de ellos.


-Igual, es natural que eso pase, que los más grande, con más tiempo en
el equipo, vayan ocupando ese rol de liderazgo, aunque no quieran.

-Sí, pero depende de cada uno, de lo que le nace, o cómo le gusta ser.
Nosotros todavía lo tenemos a Luis (Scola), que nos sigue marcando el
camino, pero es verdad que los que estamos hace más debemos empezar
a bajar línea de los valores que vienen de otras camadas… El ser
responsables, que vestir la camiseta argentina y todo lo que representa
sea una presión positiva, sin que nadie pierda la esencia de quien es.


-Y ya notás un cambio de roles en la cancha, en cuanto a minutos, protagonismo,
el sitio en el equipo, con el crecimiento que han tenido varios de los muchachos
en estos últimos dos años?
-Eso va a llevar un tiempo. Con el correr de los entrenamientos y de los
amistosos el cuerpo técnico y los jugadores se irán dando cuenta. Es
temprano para saber ahora. Está claro que todos hemos mejorado mucho
individualmente. Aparecieron nuevos jugadores, sangre nueva que ayuda
mucho. Somos un equipo más largo, pero esto recién comienza y la idea
es que lo importante siga siendo lo colectivo, nuestro ADN,
independientemente de los roles. Que el equipo siga siendo la fortaleza y
que todos cedamos cosas en favor de lo colectivo, como siempre fue.


-¿Pero te pasa como a muchos decir ‘mirá lo mejorado que está Tortu,
en el jugador que se convirtió Luca, cómo explotó Bolmaro, lo que
mejoró tal y tal…? No sé si pensar así, en términos individuales, te
genera mayor ilusión, como les pasa a muchos hinchas…

-Mirá, nosotros siempre tenemos esa inconsciencia y, a la vez, no nos
sorprende tanto porque sabemos lo que cada uno es capaz de hacer. Está
claro que el Mundial nos puso en otro lugar, seguramente ya nos miran de
otra forma, con otra atención, pero lo importante en nuestro caso seguirá
siendo el bloque colectivo. Ahí siempre radicó nuestra mayor fortaleza.


-¿Algún compañero te sorprendió más en estos días?
-Tal vez Lea (Bolmaro). Yo lo venía enfrentando en España y ahí era
increíble, por su velocidad, intensidad y talento. Disfruto de verlo jugar
porque todo eso y porque contagia energía. Además, más allá del talento,
es un chico al que le gusta competir a toda costa, te contesta si le decís
algo, se enoja si pierde y siempre juega para ganarte.


-¿Y Campazzo cómo está? ¿En qué jugador se ha convertido y cuánto
mejor es que hace dos años, cuando ya fue uno de los mejores del
Mundial?

-En el Mundial me sentí cómodo y siento que yo y todos elevamos el nivel
porque el equipo jugó bien. Además, aquel torneo nos ayudó a forjar lo
que vino, fue como una plataforma de despegue. Yo, por caso, intento
agregarles cosas a mi juego en cada temporada. Esta en la NBA ha sido
todo un aprendizaje para mí, sentí que debía y podía mejorar muchas
cosas. Por suerte pude adaptarme y trabajar en los detalles. La NBA te lo
permite porque se entrena distinto, no tanto en equipo y más de forma
individual. Entonces pude trabajar en cosas de partido, en mis tiros, mis
acciones, cada cosa que hago en el juego. Ellos buscan que uno las
sistematice y en eso di un paso al frente.

-¿Y en qué te sentís un mejor jugador después de este año en la NBA?
-En lectura y en la toma de decisiones, algo muy importante para un
jugador. Uno debe decidir en milésimas y no es fácil, a veces, tomar una
decisión correcta. En la NBA debe ser todavía más rápido porque si te
demorás ya es tarde. No fue fácil para mí en el comienzo de temporada y
sigue siéndolo. Pero está claro que jugar a otra velocidad y tener que
ejecutar así me ayudó bastante.


-¿Y cómo evalúas estos primeros días de entrenamientos?
-En los primeros días siempre se ven más errores, pérdidas, estamos más
perdidos y se notan algunas diferencias entre jugadores. Además, hace
muchos que no jugábamos juntos y estamos más duros en lo físico. Pero
es parte del proceso. Queremos crear la misma manera forma de juego
que en China, pero mejorada. Está claro que, al buscar más velocidad de
ejecución e intensidad, sumás posibilidades de que haya errores. Pero es a
lo que debemos apuntar, el no dejar pensar al rival, hostigarlo. Podemos y
debemos mejorar cosas para dar un nuevo paso adelante.


-¿Y qué siente y piensa un jugador en un comienzo de preparación.
Cuánta confianza, cuántas certezas y, a la vez, cuántas inseguridades, el
‘cómo estaré, me saldrán las cosas’?

-Pasás por todos los estadios. A veces decís ‘estamos muy bien’, al otro día
‘basta de perder pelotas’, al siguiente ‘tenemos que ajustar algo’, pero es
normal, parte de este proceso que debemos disfrutar. Porque cuando
disfrutás, mejorás. La química y el juego. Esta previa no deber ser una
mochila. Es el momento de para adelante, equivocarnos, ir, ser exigentes,
porque además sabemos que tenemos cuerpo técnico muy bueno.


-Sergio parece ser un maestro en eso, como exige y a la vez ameniza
cada práctica, cómo va dirigiendo a partir de su conocimiento pero a la
vez también desde su carisma.

-Sí, es verdad. Sergio tiene ese don, el talento de saber qué decir y cómo,
la forma en que maneja el grupo. Nos exige al límite y, a la vez, nos
tranquiliza. Todos estamos contentos, con confianza, porque onda. De
hablar, relación cercana de jugador-entrenador. Le gusta tener presión, lo
disfruta, y se lleva la presión, la responsabilidad. Te hace jugar relajado,
con ganas de disfrutar. Esa imagen irradia confianza.


-Y qué te parece esta idea de Oveja de subir aún más la apuesta, ser un
equipo todavía más agresivo, más arriesgado, que provoque al rival?

-Si queremos seguir compitiendo y creciendo, debemos subir la exigencia.
No es que en el Mundial los rivales no estaban preparados, pero en cierto
punto fueron más tranquilos y relajados a jugar contra nosotros, tal vez
pensamos inconscientemente que no éramos pata tanto. Y eso lo
aprovechamos muy bien, pegamos primero y no les dimos respiro. Ahora
queremos ser mejores que en el Mundial. No regalar pelotas, estar mejor
en los rebotes, para que no nos pase lo de la final… Y creo que podemos.
Deberemos también adaptarnos a los rivales que nos duerman la pelota,
que no nos permitan hacer nuestro juego. Trabajamos para eso, en
potenciar nuestro ADN.


-¿Es la única forma de competir en los Juegos este tema de dar un paso
más hacia ese estilo frenético?

-Sin dudas. Porque el Juego Olímpico es más difícil que en el Mundial.
Fijate la zona que nos tocó. Es durísima. Pero confiamos en nosotros, en la
forma que hemos crecido y sabemos que podemos dar más. Además, está
en nuestra esencia, es el que juego en que nos sentimos cómodos. Porque
además no somos los más atléticos ni los más altos y con este estilo
podemos disimular esas carencias.


-A vos te sienta bien este estilo. ¿Te gusta, el equipo compra la idea o lo
ves arriesgado?

-A todos nos sienta bien y nos gusta porque además es un estilo que da
juego a cada posición. No es sólo para el base. Yo creo que, mientras más
abramos el abanico, más peligrosos vamos a ser.


-¿Por último, sentís que por lo que hicieron en el Mundial y cómo han
crecido individualmente, Argentina será candidata en Tokio?

-Jugar un Juego Olímpico es una responsabilidad de por sí y, para mí, no
tenemos que gastar energía en si podemos ganar o no, si vamos de
candidatos o no. Todo eso te lo va a dar el torneo. No debemos cargarnos
de más responsabilidad de lo que deberíamos. Tenemos que ir paso a
paso. Parece una frase hecha, pero es así y, en nuestro caso, siempre ha
sido fundamental. Tenemos que mirar para adentro, sin ver otro resultado
ni otro partido. Sólo preocupemos por jugar a nuestra manera y ser el
mejor equipo que podamos ser. Luego veremos para qué alcanza…