“Que de la mano, de Leo Messi”. El capitán que ganó mucho más que un título

Foto: Copa América

Una súplica casi constante al árbitro Esteban Ostojich. El ruego permanente para que termine el partido. Para que finalice su calvario. Para que de una vez por todas culmine el eterno maleficio que lo perseguía con la camiseta celeste y blanca. Lionel Messi, el capitán argentino, el de las cuatro finales perdidas, quedó envuelto en llanto, de rodillas, en un Maracaná donde Brasil finalizó en una posición similar.

Y no sólo se aseguró Messi un título, quizás el más importante de todos los que tiene en su museo. Consiguió el reconocimiento unánime de sus compañeros y del puñado de hinchas albicelestes que tuvieron el privilegio de estar en el Maracaná.

“Que de la mano, de Leo Messi, todos la vuelta vamos a dar”, le dedicaron sus compañeros al crack rosarino en pleno campo de juego. De inmediato lo abrazaron y lo elevaron hacia el cielo todos juntos. A ese cielo que Messi muchas veces tocó con Barcelona, pero que se asemejaba a un infierno cuando se vestía con la camiseta argentina.

El mejor del mundo tuvo un partido terrenal en el Maracaná. Incluso falló un gol en un momento clave del partido, en una posición inmejorable, y falló el último pase del partido, comido por los nervios. Pero colaboró como nunca. Corrió como pocas veces, y ayudó al equipo a sobresalir como conjunto.

Messi lloró y lloró. Descargó tanta frustración acumulada. Se abrazó con Lionel Scaloni, con Emiliano Martínez. Con cuanto compañero cruzara cerca. También se abrazó con Neymar, en un gesto por demás respetuoso contra su amigo, mientras detrás los futbolistas argentinos enaltecían la “Scaloneta“. También saludó a Tité.

A Messi le llegó ese título que esperó 34 años con el seleccionado argentino. Pero también le llegó algo más. El reconocimiento genuino de sus pares. Doble victoria para el 10.