Luis Advíncula: un refuerzo sensible para Boca

Una persona sensible, según la Real Academia Española, es “propensa a emocionarse o dejarse llevar por los sentimientos”. Esta definición, una de las diez que tiene esta palabra, parece caberle a la perfección a Luis Advíncula, el último refuerzo que sumó Boca Juniors y que, incluso, viajó junto a sus nuevos compañeros rumbo a Córdoba con la posibilidad latente de debutar mañana ante Talleres. El peruano (como debe ser) aparentemente no tener problemas para exhibir sus sentimientos más profundos. Al menos es lo que demostró en más de una oportunidad, dentro de un campo de juego.

En 2016, el futbolista que hoy tiene 31 años vestía la camiseta de Newell’s. Con el elenco rosarino, visitó el estadio Alfredo Beranger, donde cometió un error que derivó en el segundo gol de Temperley. Diego Osella, por entonces entrenador de la Lepra, no perdonó la equivocación y de inmediato reemplazó a Advíncula, quien rompió en llanto a la vista de todos en el banco de suplentes.

Un año antes, el marcador de punta derecho que fue la obsesión de Boca en el último mercado de pases también terminó con lágrimas en los ojos cuando fue expulsado jugando para Vitoria Setubal ante Benfica, en Portugal,

Con la camiseta de Lobos Buap, en México, en 2018, el defensor peruano tampoco pudo contener las emociones cuando su equipo perdió con Necaxa y quedó al borde de perder la categoría.

También casi se quiebra después de perder la final de la Copa América de Brasil 2019 con el Seleccionado de Perú ante el equipo local.

La última situación se dio en julio de 2020, cuando Advíncula todavía era jugador de Rayo Vallecano, en la segunda división del fútbol Español. El jugador peruano cometió un penal que derivó en el empate definitivo de Las Palmas. Como su equipo dejó en el camino dos puntos, y estaba en la lucha por lograr el ascenso, al término del partido rompió en llanto y tuvo que ser consolado por sus compañeros.

Seguramente, Advíncula iniciará su etapa en Boca con la premisa de que, si tiene que llorar, que sea por la obtención de algún título con el Xeneize.