No cambies nunca, Sevilla

El equipo de Nervión pasa por encima del United en una noche mágica y alarga su interminable leyenda en la Europa League. En semifinales espera otro gigante, la Juventus.

La Europa League y el Sevilla. Una historia de amor interminable que vivió este jueves su enésimo y precioso capítulo ante uno de los mastodontes de la Premier y del Mundo, nada menos que el Manchester United. En un año de sufrimiento que parecía abocado a acabar de manera, como bien, insípida, el ahora equipo de Mendilibar pasó por encima de los ingleses como un rodillo, los goleó con absoluta justicia para meterse en las semifinales de la segunda competición continental por séptima vez. No hace falta decir lo que ocurrió, lo que siempre ha ocurrido a partir de cuartos, en las seis anteriores.

Espera la Juventus, al que habrá que colocar otra vez el cartel de favorito por el peso del presupuesto y las estrellas, pero contra el que la estadística y los sueños juegan muy en contra. El Sánchez-Pizjuán, 40.000 locos de pasión por el Sevilla vestidos de blanco, se convirtió en un manicomio contra el que parecía imposible, fue imposible, batallar. David de Gea, al que el equipo de Nervión ha eliminado ya tres veces (dos en Europa League, una en Champions) se ablandó como un flan engullido por el escenario.

Un Nervión absolutamente majareta al que le multiplicó la locura muy pronto Youssef En-Nesyri gracias a un pifia del United protagonizada por dos sospsechosos habituales: De Gea y Maguire. El portero español arriesgó en la salida de balón y el defensa inglés, al que no debe resultarle fácil estar siempre en el ojo del huracán y que ya se metió un autogol desgraciado en la ida de Old Trafford, se hizo un completo lío para que robara el balón Lamela y remachara a la red (1-0, 7) el delantero marroquí del Sevilla. Maravilloso el año de En-Nesyri, que con los dos de anoche ha marcado ya 14 goles en este 2023 y al que se rifan en la Premier League.

Asfixiado por la presión de un Sevilla voraz, el United apenas si amagaba en su búsqueda de Bono, con algún tímido remate de Casemiro y Wan-Bissaka mientras el Sevilla seguía mordiendo arriba con peligro. Ni siquiera una recaída en su lesión de Marcao, que acaba de volver de una larga convalecencia, despistó al equipo de Mendilibar. Valiente el técnico vasco, que decidió meter en lugar de central brasileño a otro atacante, Suso, y retrasar la posición de Gudelj.

De Gea se adelantó a Ocampos a medio metro del área y el propio futbolista argentino, un dolor de muelas para el United por su tremendo despliegue físico, anotaba a poco de terminar la primera mitad el que debía ser el 2-0. El gol no subió al marcador porque Acuña, su asistente, apareció en un fuera de juego milimétrico con la línea tirada en el… cuello y no en el hombro de Lindelof. Ejem. Va a haber que quejarse menos de los árbitros españoles. La jugada quedó en el olvido nada más de volver del vestuario gracias a otro gol que esta vez sí valió. Badé, un coloso, se impuso por arriba y su cabezazo entró (2-0, 46) tras dar en el larguero, parece que con algo de connivencia de De Gea.

Para entonces ya habían saltado al campo dos pesos pesados del Rashford y Shaw, ambos recién salidos de la enfermería. Casemiro puso en aprietos a Bono desde la distancia y Eriksen sacó una falta también lejana que se marchó lamiendo el palo menos cercano al portero sevillista. Ahí, casi, acabó la poquísima producción ofensiva para un United que, aunque mantenía el dominio, seguía viviendo en el filo de una sentencia que llegó, cómo no, gracias a dos de los principales protagonistas del partido y casi la eliminatoria. De Gea se resbaló en un despeje y el balón lo mandó En-Nesyri a la red a placer (3-0, 80′) para redondear una noche mágica de un equipo en la competición de la que es el rey eterno: no cambies nunca, Sevilla.