Sommer evita la heroicidad del Barça

El Inter pasa a la final de Múnich tras derrotar al Barça en la prórroga con un gol de Frattesi. Eliminatoria legendaria. El equipo de Flick levantó un 2-0 a un 2-3 hasta el minuto 93’ que empató Acerbi. Nada que reprochar a un Barcelona descarado.

El Barcelona cayó con la cara muy alta en otra oda al fútbol que puede resumir una de las mejores eliminatoria de Champions League que se han vivido. El Inter levantó un partido que tenía ganado en la primera parte con 2-0, que lo tenía perdido en la segunda tras un recital blaugrana y que se decidió por los detalles de un equipo empujado por su afición, que empató en el descuento, decidió en la prórroga y que tuvo en Sommer, el portero interista,el antídoto a un Lamine Yamal sensacional de nuevo.

Flick es un tipo de ideas claras con un estilo y es innegociable. Por eso, en la alineación inicial apostó por una pareja de centrales conocida como la que forman Iñigo y Cubarsí, buscando la salida de balón y , también fiel a su credo, le volvió a dar la oportunidad al joven Gerard Martín, que de estar en el Cornellà ha pasado a jugar una semifinal de Champions en sólo dos años. Su partido fue descomunal.

Si el Barça era fiel a su estilo, Inzaghi lo era al suyo. Después del numerito de la ida con que si Dumfries o Thuram no llegaban (y vaya si llegaron) en el partido de vuelta Lautaro fue titular después de una semana de escenificación de los dolores.

Y como en la ida, el muerto estaba muy vivo. Marcó y forzó un penalti en la primera parte. Como asegura un amigo italiano: “si un italiano te dice que el plato es de espagueti, asegúrate apartando la salsa para ver que es lo que hay debajo”.

Pero más allá de las tretas pre partido, la primera parte fue absolutamente del Inter, que supo resguardarse, dar la sensación al barça que dominaba el partido y al equipo blaugrana en oleadas de intensidad brutal.

Es decir, empezó el partido con el factor Lamine Yamal intimidando a los italianos, que esta vez vía Dimarco, no se anduvieron con contemplaciones. Le dieron como a una estera con la complacencia del mejor árbitro del mundo. Tuvo lo que parecía un buen inicio el Barcelona hasta que la centrifugadora italiana empezó a carburar.

Iñigo ya salvó una magnífica salida de balón de Bastoni y el Barcelona empezó a hacerse pequeño en su área, llegando a ceder tres saques de esquina seguidos, algo que estaba prohibido en el cartel que debió colgar Flick en el vestuario.

Aún así, cuando parecía que el Barça sobrevivía a la primera oleada, Dani Olmo perdió un balón impropio a estas alturas y le regaló el primer gol a los italianos.

El Barcelona reaccionó gracias, cómo no, a Lamine Yamal, que siguió intentando profundizar por su banda. De nuevo, el equipo de Flick se creyó que dominaba y llegó la segunda centrifugadora del Inter, que llegó en los instantes finales del primer tiempo. Çalhanoglu y Mkhitaryan dispararon de lejos y Lautaro, de nuevo, ganó un balón y supo acomodar el cuerpo para que en la emergencia Cubarsí le hiciera penalti que Marciniak señaló a instancias del VAR, que en cambio pasó por alto el pollo que montaron tras la transformación del mismo por parte de Çalhanoglu, Acerbi e Iñigo Martínez.

Con el 2-0, al Barça le quedaba escalar un Everest ante un Inter al que todo le estaba saliendo bien.

Sin cambios en la reanudación por parte del Barcelona, donde Flick siguió confiando en los mismos, incluso en un Dani Olmo perdido, un Raphinha ineficaz y un Ferran muy voluntarioso. Pero el Barça seguía estando a un gol de amenazar y mira tú, amenazó. Volviendo de la tumba sometió al Inter en una segunda parte descomunal. Primero marcó Eric García el 1-2. Y el meazza tembló. Y cinco minutos después, Dani Olmo arregló su partido con un gol de cabeza que empataba el partido que el Inter tenía en la mano. Los italianos temblaban ante un Barcelona que no les dejaba pasar de medio campo.

Lamine Yamal era una tortura para los defensas italianos. Se fue Dimarco y salió Carlos Augusto, que volvió a sufrir al de Rocafonda, que reclamó un penalti que el VAR, de nuevo, volvió a sacar fuera del área.

El Barcelona se vio en la gloria en el minuto 88 cuando Raphinha marcó el 2-3 tras rechace de un Sommer que había vuelto a ser el mejor de su equipo con dos paradones.

En el alargue, Lamine Yamal tuvo el partido en su pie y disparó al palo, pero en la jugada siguiente, el Inter sacó petróleo de su única ocasión y Acerbi llevó el partido a la prórroga donde Frattessi vio portería y Sommer se agigantó ante un Lamine Yamal descomunal, que dejó de nuevo claro que es un fuera de serie. El fútbol es cruel con los jóvenes. Marciniak, también.

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