Boca Juniors y Benfica empataron 2-2, en el estadio Hard Rock de Miami, por el Grupo C del Mundial de Clubes. Bayern Munich, que ayer había goleado a Auckland City con un tremendo 10-0, es el líder de esta zona.
Un buen primer tiempo jugó Boca Juniors, se notó la mano del retornado Miguel Ángel Russo por el cambio de actitud, la mentalidad y sobre la disposición y planificación táctica. Dejó que Benfica tuviese la pelota, pero no el control. Y de a poco fue hilvanando jugadas preparadas y velocidad y combinaciones para aprovechar espacios en ataque.
De un saque de arco largo de Agustín Marchesín que peinó Carlos Palacios, la pelota dominada por Lautaro Blanco en la punta izquierda para seguir con un caño a Florentino Luis y el centro al medio para la sutil definición de Miguel Merentiel en el área chica, a los 21 minutos.
Y a los 27 minutos, Kevin Zenón pateó el tiro de esquina, desde la izquierda; Ayrton Costa cabeceó en el segundo palo y Rodrigo Battaglia metió otro frentazo, en el primer palo, para poner el 2 a 0 a favor de Boca, que fue apoyado por una ruidosa cantidad de hinchas argentinos en Miami.
Todo funcionaba de maravillas para el Xeneize, y el equipo de Portugal no reaccionaba y no daba signos de reacción. Sin embargo, en faltando un minuto para finalizar este primer tiempo pintado de azul y amarillo, Carlos Palacios le cometió una falta torpe e innecesaria a Nicolás Otamendi y tras una revisión el VAR el árbitro mexicano César Ramos cobró el penal.
Además de esa sanción, Boca sufrió la expulsión del español Ander Herrera, que había salido lesionado a los 20 minutos, y desde el banco se excedió en el reclamo por el cobro del penal.
Lo pateó, con su habitual categoría, Ángel Di María: la pelota a una punta y Marchesín a la otra. Y ese gol volvió a poner en partido a Benfica, casi de manera inesperada.
En el segundo tiempo, Boca enfrió el partido, le propuso a Benfica fricción, lucha y discusión. Y en ese terreno se sintió más cómodo y seguro el equipo argentino. Las muchas interrupciones y el poco ritmo le otorgaban tranquilidad al Xeneize.
Quedarse con un jugador más, por la expulsión de Andrea Belotti, por una patada en la cabeza -sin intención, vale aclarar- a Ayrton Costa, pareció ser otro eslabón en la cadena de seguridad de Boca.
Sin embargo, a los 39 minutos, Nicolás Otamendi fue a recepcionar un tiro de esquina y con un fuerte y convincente cabezazo empató el partido. El campeón mundial con la Selección Argentina lo festejó de cara a los hinchas de Boca, que lo silbaron durante todo el cotejo.
Y a dos minutos del final, Nicolas Figal vio la tarjeta roja, por una violenta infracción a Florentino Luis, completando ese doloroso tramo final del partido para Boca Juniors.
Le quedó al equipo argentino el agridulce sabor por una recuperación futbolística y sus buenos momentos, tras el flojo andar en la primera mitad de este año, y del otro lado, una victoria que parecía cerrada y terminó en una división de puntos. El próximo compromiso será el viernes, a las 22 (hora argentina) ante Bayern Munich, que se presentó con alta furia goleadora.