El capitán del seleccionado armenio rechazó a un club para irse a la guerra

Varazdat Haroyan, capitán del seleccionado armenio de fútbol, dejó colgada a la dirigencia del Larissa, de Grecia, que lo esperaba para concretar su fichaje. Eso no es tan sorprendente como el motivo: el defensor colgó momentáneamente los botines para irse a la guerra.

Luego de tres temporadas en el Ural ruso, el futbolista tenía un nuevo destino, pero el gobierno armenio convocó a todos los hombres de su país menores de 40 años a alistarse voluntariamente para la guerra que mantiene con Azerbaiyán.

Haroyan no lo dudó ni un segundo y sacrificó su futuro profesional por el amor a su bandera, esa misma a la que ya defendió 51 veces en el combinado nacional, aunque en contextos totalmente diferentes.

El conflicto está situado puntualmente en Nagorno Karabaj, un territorio que está en disputa entre ambos países luego de la separación de los estados de la ex Unión Soviética, y cuya población, además, pretende la autonomía. Es un conflicto complejo, en el que se involucran tres voluntades distintas, diferencias religiosas entre cristianos y musulmanes, y años de fuego constante.

Para las Naciones Unidas, el territorio pertenece a Azerbaiyán, la mayoría de la población es armenia, y la disputa no cesa.

Organismos internacionales, como la OTAN y la Unión Europea, e inclusive Rusia han hecho un llamamiento al cese del fuego. Es más, en las últimas horas Felipe Solá, canciller argentino, se refirió al tema: “Personalmente, me duele en forma especial. No puedo ir más allá de Canciller con ésto, pero sí decir que vamos a tratar de insistir en eso, en el cese del fuego y en estar en permanente contacto con la gente de nuestra embajada en Armenia. Esta escalada debe cesar ya”.