Dibu Martínez volvió a ser héroe; Messi, decisivo y todos derrocharon carácter para que Argentina disfrute, sufra bastante y goce muchísimo

Foto: FIFA

Argentina es semifinalista, por juego y por carácter, producto del empate 2-2 en los 90+30 minutos de partido con Países Bajos y alargue y triunfo 4-3 en el desempate por penales. El emocionante partido alternó momentos de extrema tranquilidad -ganaba Argentina 2-0 y en los minutos finales igualaron los neerlandeses- en el partido y en los penales: Dibu Martínez atajó los dos primeros y hubo que llegar al quinto tiro para definirlo.

Croacia, que eliminó también por penales al favorito Brasil, será el rival de Argentina en una de las semifinales de este Mundial, el martes, a las 16 (hora de nuestro país). Marcos Acuña y Gonzalo Montiel recibieron hoy la segunda tarjeta amarilla y se perderán la semifinal.

En el estadio Lusail, los hinchas argentinos volvieron a ser protagonistas en las tribunas, aportando todo el folklore de nuestro fútbol y los cantos de aliento, siendo amplia mayoría y haciendo sentir local a la Selección nuevamente.

Extremo respeto se tuvieron ambos equipos de entrada, los minutos iniciales mostraron un partido muy cerrado y un interesante duelo táctico entre el técnico más joven y el más veterano de este Mundial: Lionel Scaloni (44 años) versus Louis Van Gaal (71). Y el novel le empezó sacando ventaja al experimentado a partir del tramo final del primer tiempo cuando los argentinos se tornaron irrespetuosos.

Una línea de cinco defensores, para frenar la ofensiva en la zona central y tener a los marcadores laterales pensando en cerrar las puntas pero sin desestimar la posibilidad de proyectarse cuando se daba la ocasión. Presión en el mediocampo para evitar que se encienda el juego de Países Bajos. Ese fue el planteo de Scaloni.

Los europeos también conocían las virtudes de Argentina y fueron cautelosos. Demasiado. A Lionel Messi le dedicaron marcas abundantes y constantes. Pero de a poquito, el rosarino se fue soltando y animando. Y dibujando una gran maniobra personal, con todo su sello distintivo, lo asistió a Nahuel Molina, a los 34 minutos, dejándolo frente al arquero Andries Noppert para someterlo.

Sin salirse del libreto, Argentina mostraba superioridad y llevaba su triunfo con rienda corta. El segundo gol -penal convertido por Lionel Messi, tras una infracción de Denzel Dumfries a Marcos Acuña- reflejó lo que ocurría en el desarrollo, con Argentina más convencida y agresiva y Países Bajos desorientado y otorgando facilidades en defensa.

Antes de convertir su penal y gritar su décimo gol en los Mundiales, equiparando el récord de Gabriel Batistuta, Messi estuvo muy cerca con un tiro libre que salió muy cerca de un ángulo.

Pero el fútbol tiene sus sorpresas y sus imprevistos. En los diez minutos finales -que se indexarían a 21, por el tiempo adicionado- Países Bajos pareció un tiburón que huele sangre y se la jugó. Mandó más delanteros a la cancha, inundó de pelotazos y centros el área argentina y de esa manera empujó cada vez más fuerte contra el arco de Emiliano Martínez.

Wout Weghorst, quien había ingresado cinco minutos antes, metió un cabezazo letal en el área argentina, a los 38 minutos, y acortó el resultado. Más allá del envión anímico y del embale de los neerlandeses y un final con angustia para los argentinos, no parecía lógico imaginar algo más.

Sin embargo, pasó. Argentina estaba enredado en la fricción que proponía el rival -sí, los prolijos y educados habitantes del Primer Mundo buscando roña– y en las discusiones con el árbitro español Antonio Mateu Lahoz, de ridículo accionar intentando ser centro de atención y equivocándose demasiado en sus fallos.

En el minuto 111 cayó otro pase, de un tiro libre, al área argentina, y Weghorst volvió a convertir. No quedaba más tiempo y Argentina levantarse tras ese trompazo y volver a empezar de cero en el alargue.

No asomaba ese tiempo de prórroga como el mejor escenario para Argentina. De menor a mayor se logró consolidar y terminó volviendo a ser superior. En los instantes finales dispuso de un fuerte disparo de Lautaro Martínez tapado por Noppert; un tiro de esquina del ingresado Ángel Di María que las manos del arquero impidieron que se transformase en gol olímpico y luego un remate de Enzo Fernández que pegó en el poste.

Y se llegó a los penales, con un deja vú de la última Copa América y Emiliano Dibu Martínez siendo artífice fundamental de una celebración. Virgil Van Dijk inició la serie y se lució Martínez atajándole el disparo; pateó Lionel Messi y convirtió. Remató Steven Berghuis y otra vez Dibu voló y tapó. Leandro Paredes estampó el 2-0.

Teun Koopmeiners consiguió vulnerar a Martínez en la tercera ocasión para los europeos. Gonzalo Montiel metió su penal. Tampoco falló Wout Weghorst y llegó el turno de Enzo Fernández: si convertía se acababa anticipadamente la tanda y Argentina pasaba a la semifinal. Para agregarle más épica y dramatismo, el ex River Plate y actual jugador de Benfica falló.

Luuk De Jong anotó y toda la responsabilidad quedó en manos de Lautaro Martínez. O de su pierna derecha, mejor dicho. Y el delantero cumplió, con un contundente remate que entró en el arco de Países Bajos y desató, con más potencia que nunca, el grito bien fuerte en Qatar -y en nuestro país-: ¡Argentina, carajo!