En Pascuas, Vélez pasó de la gloria a la crucifixión y Banfield tuvo una inesperada resucitación

Foto: Liga Profesional de Fútbol

Vélez Sarsfield y Banfield empataron 3-3, en el estadio José Amalfitani, en un partidazo cambiante por la décima fecha del campeonato de la Liga Profesional de Fútbol. Lucas Pratto y Lucas Janson, dos veces, reflejaron el mejor momento de Vélez, tras el gol de Sebastián Sosa Sánchez. Agónicamente llegaron los goles de Diego Godín en contra y Milton Giménez para sellar el empate.

Sorprendió Banfield de entrada con el temprano gol de Sosa Sánchez -cumpliendo la ley del ex-, ganando en el salto en el área y metiendo el cabezazo demoledor tras un tiro libre de Brahian Alemán, a los 3 minutos.

Enseguida, Sosa Sánchez tuvo la chance de incrementar el resultado, y la sorpresa, pero Leonardo Burián le tapó el remate.

A partir de los 10 minutos reaccionó Vélez y pintó de brillantez su actuación hasta el final del primer tiempo. Toques, triangulaciones, cambios de frente y una decidida postura ofensiva. Con algunos altos rendimientos individuales que fortalecieron el juego colectivo.

Y esa intensa actividad articulada fue acompañada con goles. Empató Pratto con un penal -originado en una falta de Alejandro Cabrera al Oso- ejecutado abajo y bien al rincón, a los 21 minutos. Desniveló Janson, a los 29, con un cabezazo yendo a atacar la pelota tras un tiro de esquina de Elías Cabrera.

Lucas Janson ratificó su capacidad goleadora, ocho minutos después, luego de una gran maniobra y asistencia de Lucas Pratto. Era momento de gloria para El Fortín, con fiesta adentro de la cancha y en las tribunas y plateas.

Gianluca Prestianni, el pibe de 17 años que venía mostrando su atrevimiento y su facilidad para desequilibrar en los últimos partidos, arrancó de titular y jugó un partidazo. La Pulga encaró siempre y dejó atrás a sus rivales la mayoría de las veces; exhibió rapidez y talento pero también fue importante recuperando y combatiendo cuando fue necesario. Y arrancó la jugada del tercer gol de su equipo.

En el entretiempo la sensación que flotaba en Liniers era que el partido estaba resuelto. Por lo mucho que brindaba Vélez y por lo poco que mostraba Banfield. Sin embargo el fútbol, es la dinámica de lo impensado, como sentenció hace años Dante Panzeri, y nunca está dicha la última palabra.

Empezó con idénticas características el segundo tiempo: Vélez con el control y generando peligro y Banfield flojo y sin ideas claras. Hasta que el amor propio y las ganas del Taladro le permitieron adueñarse del mediocampo y de la pelota.

Perdido y desorientado, primero en la zona central y luego en toda la cancha y muy resentido por los cambios -salieron Gianluca Prestianni (ovacionado), Elías Cabrera, Lucas Janson, Lucas Pratto, Abiel Osorio, todos de lo mejor de El Fortín-, Vélez tuvo una última media hora flojísima.

Con mucha personalidad, Banfield se lanzó en búsqueda de algo que parecía una utopía. Y lo consiguió en los minutos finales. El ingresado, y fundamental, Milton Giménez desbordó por la punta derecha y mandó el centro al área, Godín intentó rechazar y metió la pelota en su arco ante la lenta reacción de Burián, a los 43 minutos.

Envalentonado con el descuento, Banfield, con sus limitaciones técnicas y tácticas, aunque con una mayor, aún, dosis de temperamento fue por más. Y en el tercer minuto de descuento, Giménez -quien segundos antes había sacado un buen disparo apenas alto- aprovechó una pelota que perdió Christian Ordoñez, haciendo lo menos recomendable en el área enganchando para adentro, se la quitó y con un derechazo bajo le otorgó un puntazo a Banfield.

Un decepcionado Vélez perdió la chance de escalar peldaños en la tabla de posiciones, además de pasar de la gloria a quedar crucificado, justamente un Viernes Santo, y Banfield rescató un punto como para pensar en la resurrección en una temporada donde las cosas no le están yendo nada bien.