Senna, simplemente

“Le dije que alguien se mataría en ese lugar (por la curva Tamburello), porque el muro está demasiado cerca de la pista…”, Gerhard Berger, ex piloto de Fórmula Uno.

Los relojes marcaban las 14.17, Ayrton Senna llevaba recorridos 12.8 segundos de la séptima vuelta del Gran Premio de San Marino, es el líder de la carrera.

De pronto su Williams FW16 comienza a vibran demasiado y frente a él asoma la curva Tamburello. Senna pisa el freno a fondo, pero el auto, que marcha a 310 kilómetros, va directo al paredón e impacta contra el. El auto rebota, llega casi hasta la pista, retrocede para quedar finalmente detenido.

Todos esperan que Senna salga del habitáculo, pero Senna no sale. Apenas se percibe el movimiento de su cabeza…

Los equipos médicos y de rescate llegan lo más rápido posible, y sacan el cuerpo de Senna. Lo atienden y luego lo suben al helicóptero, que demora su llegada inexplicablemente, y lo trasladan al hospital Maggiore de Bologna.

Son las 18.40, y se da a conocer la noticia. Muere Senna y nace la leyenda, y también una historia que mezcla dudas, intereses, silencios y ocultamientos que involucra, a los principales responsables del equipo, con Frank Williams a la cabeza, y los popes de la Fórmula Uno de aquel entonces.

Se cumplía entonces la profecía de Berger.

Con el paso del tiempo se supo que Senna no murió por el impacto, es más a pesar de la violencia debió salir del auto por sus propios medios, sino porque por la fractura de la base del cráneo provocada por una parte de la barra de suspensión.

Williams; el director de ingeniería del equipo, Patrick Head, y el diseñador jefe, Adrian Newey, fueron acusados de homicidio…, pero terminaron siendo exonerados por la Justicia italiana años después, y sus vidas siguieron ligadas a la Fórmula Uno.

“Estamos hechos de emociones, todos buscamos emociones, solo es cuestión de encontrar la forma de experimentarlas. Quizás, algo diferente, una forma particular sea la Formula 1.Sabes que siempre estamos expuestos al peligro, peligro de hacerse daño, peligro de morir”, Ayrton Senna.