Vélez pasó de la fiesta a la decepción y le permitió a Tigre anotar por primera vez

Vélez Sarsfield y Tigre empataron 2-2, en el estadio José Amalfitani, por la séptima fecha de la Copa de la Liga Profesional. El Fortín ganaba y lo tenía controlado, con goles de Francisco Pizzini Braian Romero, pero el equipo de Pipo Gorosito logró sus primeros goles del torneo, a través de Martín Ortega Ezequiel Forclaz, y sumó su segundo punto (venía de un empate y cinco derrotas consecutivas).

Una lucida acción, iniciada por Francisco Pizzini, continuada por Agustín Bouzat y el pase filtrado a Rodrigo Piñeiro, el toque de primera para Pizzini, quien controló y definió ante Matías Tagliamonte le permitió a Vélez festejar a los 11 minutos.

Con la sorpresiva, y rendidora, presencia de Agustín Bouzat como doble cinco, muy bien complementado por Christian Ordoñez, El Fortín se hizo fuerte en un zona donde habitualmente mostraba falencias. El futbolista retornado de su préstamo en Colo Colo fue vital durante el primer tiempo. Leyendo a la perfección el partido, siendo solidario, siempre bien ubicado, ordenando, contagiando y ofreciendo despliegue.

Todo Vélez se mostraba sólido y seguro, generaba juego, inquietaba. Tigre, por su parte, no oponía resistencia. Como viene sucediéndole esta temporada, la imprecisión y la falta de reacción lo llevaba a ser superado por su rival y a dejarle sin esperanza de reacción.

Una falla defensiva de Martín Ortega, le permitió a Christian Ordoñez llevarse la pelota y entregársela a Brain Romero, que frente a Matías Tagliamonte anotó con un derechazo bajo, a los 26 minutos.

A esa altura todo era fiesta en el José Amalfitani. Ni siquiera un quedo parcial del equipo local, que Tigre no alcanzó a aprovechar, preocupaba y mucho menos hacía presagiar lo que sucedería en el segundo tiempo.

La decisión de Gustavo Quinteros de introducir una variante en el entretiempo causó el llamado de alarma. Salió Piñeiro, y en vez de entrar otro extremo el ingresado fue Nicolás Garayalde. Y la estructura concreta del primer tiempo se derrumbó totalmente.

A los 2 minutos descontó Tigre con un golazo. Martín Garay le envío el pase largo a Martín Ortega, que picó por la punta derecha, llegó al fondo, dejó en el camino a dos defensores y sacó un zurdazo espectacular para que el Matador grite su primer gol en esta Copa.

Y así Tigre creció, afloró su amor propio y su juego abúlico de la etapa inicial quedó sepultado para tomar un gran envión y cambiar totalmente. Vélez reiteró sus errores: la pelota parecía quemar, los errores y la falta de ideas eran graves. Bouzat había dejado su lugar clave y pocos minutos después saldría reemplazado.

Para colmo, Garayalde, un buen volante que últimamente no estaba teniendo lugar, tuvo la mala fortuna de perder una pelota, en la salida, ante Gonzalo Flores, que tocó con Martín Garay para la asistencia a Ezequiel Forclaz, a los 7 minutos.

Ahí creció más Tigre, dueño absoluto del segundo tiempo. Vélez no salía de su laberinto, más allá de un tiro el travesaño del ingresado Lenny Lobato y un remate bajo también del delantero brasileño que salió cerca del poste. El desorden y las malas decisiones eran totales.

Más se revitalizó Tigre con los ingresos de Gonzalo Maroni y Tomás Galván, a los 25 minutos. El peligro rondada en el arco de Tomás Marchiori. En el minuto 46, Galván, tras un pase de Ortega, sobre la izquierda, anotó con un exacto remate cruzado, pero Leandro Rey Hilfer lo anuló por una posición adelantada, finita por cierto, del jugador cedido a préstamo por River Plate.

De los aplausos del final del primer tiempo a los silbidos del final de partido; así se retiró Vélez. Para Tigre llegó el momento de celebrar los primeros goles en esta Copa y de pensar que, siguiendo la línea de lo mostrado en el segundo tiempo, la recuperación es posible.