La pesadilla europea de nunca acabar

El Barcelona cae de nuevo en Europa. El equipo de Xavi se perdió en cuanto el United despertó y reaccionó en una segunda parte que se jugó al estilo inglés. El Barça dominó el primer tiempo, pero no pudo resistir.

De nuevo el sueño europeo del Barcelona acabó abruptamente en pesadilla a las primeras de cambio. El equipo blaugrana fue incapaz de mantener la ventaja que logró en la primera parte gracias a un gol de penalti y acabó sucumbiendo ante el empuje de un United que en la segunda parte logró que se jugara el partido que le interesaba.

Una de las ideas fuerza de Xavi en la previa del partido era la de que para superar una prueba como la de Old Trafford se tenía que ser valiente. El Barça tenía que vadear un río infestado de cocodrilos y antes situaciones como esta, uno no puede pararse a pensar, meter un pie en el agua y luego sacarlo para probar la temperatura del agua. Pero tampoco te vas a poner en plan Tarzán y nadar directamente hasta los reptiles. Por eso, la decisión del técnico fue la de ir a por el partido, pero con cuatro centrocampistas, nada de ir a intercambiar mordiscos con los bichos locales, que ya han dado muestras sobradas de su voracidad en las últimas semanas. De entrada, el plan funcionó, pero al final nadie paró a los ingleses.

Así que con Sergi Roberto y Kessié en el centro del campo salió el Barça a jugarse su futuro europeo con la idea de que el partido se jugara a baja intensidad. De entrada, se suponía que ante este rival y en este escenario, la misión era complicada. El United no se dejó domesticar y salió a morder ante un Barça que no encontraba el ritmo al partido. A los tres minutos, Ter Stegen salvó la primera ocasión ante Bruno Fernandes.

El Barça tuvo la entereza de capear el temporal durante el primer cuarto de hora esperando aprovechar su ocasión, que llegó cuando un centro pasado de Raphinha fue a ser rescatado por Balde ante la oposición de Bruno Fernandes, que le cogió del brazo en una acción que Turpin, muy cerca de la acción no dudó en castigar como penalti. Tonto, pero penalti.

Lewandowski aprovechó el regalo, con suspense, pues tras el paso de la grulla habitual, su disparo fue desviado por De Gea, pero el balón dio en el palo y se coló en la portería. El Barça mordía primero.

El tanto desconecto al United del partido, que parecía no dar crédito a lo ocurrido y entonces, sí, empezó a jugarse el partido que quería el Barça. En un Old Trafford donde sólo se oían a los seguidores del Barça, en el césped se amontonaban imprecisiones por ambos bandos. Feo para el espectador, malo para el United, excelente para el Barça, que incluso pudo haberse ido al descanso con mayor botín tras un error de De Gea, que regaló el balón a Sergi Roberto dentro del área, pero ni el catalán, ni luego Kessié acertaron a dar la segunda estocada.

Pero antes o después, el United iba a salir del ese coma inducido que le aplicó el Barça en la primera parte. La cuestión estaba en saber si los de Xavi podrían aprovechar las prisas de los ingleses para golpear de nuevo.

No hubo ni tiempo para plantearse esa duda, porque a los dos minutos Fred empató el partido y el escenario cambió por completo. Se pasó a jugar en una caldera y el Barça se veía obligado a tener que achicar agua de la barca.

El partido subió de revoluciones. Mejor para el espectador, bueno para el United, una ruleta para el Barça que en el intercambio de golpes forzó un paradón de De Gea. Pero al fin y al cabo, el Barça se había metido en el tipo de partido que menos le interesaba y estaba comprando boletos para que la excursión acabara mal.

Antony, que había salido por Weghorst marcó el 2-1 en el 74 y el Barça ya sólo pudo ir a la desesperada. El partido vivía en el alambre. Xavi dio entrada a Ansu y a Ferran en busca de un arreón final, pero lo cierto es que las contras del United daban la sensación de que el partido estaba más cerca del 3-1 que del empate.

El Barça pagó muy caro el error de encajar el empate nada más iniciarse la segunda parte. Ahí comenzó un nuevo partido que el Barça no supo gestionar y volvió a romperse el sueño europeo.