El Inter sigue coherente con la historia y ya tiene un pie en la final

El Inter ganó el derbi de ida gracias a un espectacular comienzo y dos goles (de Dzeko y Mkhitaryan) en 11 minutos. El Milan necesita una hazaña legendaria en la vuelta.

A Simone Inzaghi le reprochan haber tirado el scudetto del curso pasado y las 11 derrotas ligueras de este, pero su camino fuera de la Serie A está siendo perfecto. Ganó dos Supercopas, una Copa italiana (y disputará pronto otra final), cayó en Champions haciendo temblar al Liverpool hace un año y, en este, tras haber eliminado a Barcelona, Oporto y Benfica, está a un paso de conseguir su billete para Estambul. El derbi de ida, un 0-2 en un calentísimo y espectacular San Siro, confirmó el momento que viven los dos equipos: el Inter está intratable y el Milan, que solo ganó dos veces en sus últimas siete citas, ha perdido certezas.

Todos esperaban un encuentro bloqueado, una partida de ajedrez con vistas al choque de vuelta, algo parecido a la histórica semifinal de 2003, pero nada fue más lejos de la realidad. Los primeros minutos fueron un vendaval nerazzurro, que rompieron el partido y arrollaron una defensa hasta ahora perfecta en Europa. Los de Pioli, al final sin Leao (su ausencia pasó una factura carísima), encajaron en 11 minutos el doble de goles respecto a los anteriores seis encuentros de Champions. El primero, en el 8′, llegó en un córner de Calhanoglu que Dzeko convirtió en el 0-1 con una volea, superando con su fuerza física a Calabria. Inzaghi le había dado descanso con la Roma para utilizarlo en lugar de Lukaku, y el bosnio no tardó nada en darle la razón. A sus 37 años, el punta sigue siendo una pieza clave: con este, suma 14 goles y cinco asistencias en los 47 encuentros que disputó en este curso.

El Milan no tuvo ni el tiempo de reaccionar y llegó el segundo, con una espectacular transición interista. Barella lanzó a Dimarco, que superó a su antiguo rival Calabria y centró para Lautaro. El argentino le dejó el esférico a Mkhitaryan que, olvidado por Tonali, penetró en el área y volvió a batir a Maignan. Tras sufrir el tercer 0-2 más rápido en la historia de las semifinales de Champions, las malas noticias para los rossoneri continuaron. Bennacer tuvo que dejar el campo por molestias en la rodilla y Calhanoglu rozó el tercero con un potente disparo a la madera. El Milan dio alguna señal de vida, pero, tras el poste, tuvo que darle las gracias también al VAR, con el que el árbitro canceló un penalti concedido por un leve contacto entre Lautaro y Kjaer. Dejada atrás la tormenta de la primera mitad, en la segunda saltó al campo un conjunto rossonero más agresivo. Brahim rozó la portería con una rosca zurda, Messias desperdició un mano a mano recibiendo un gran pase al hueco de Tonali y el mismo italiano, poco después, golpeó el poste con un remate desde la frontal. El Inter, por su parte, se dedicó principalmente a defender su importantísima ventaja, aunque tuvo con Dzeko una enorme ocasión para sentenciar. Al bosnio, sin embargo, le tocó toparse con el habitual paradón de Maignan, un clásico de los milanisti.

Las delanteras cambiaron en el tramo final del partido, con Origi en un lado (que tuvo un buen impacto y se apagó poco a poco) y Lukaku y Correa en el otro. Con el paso del tiempo, no obstante, la intensidad loca de los primeros 70 minutos se convirtió en un recuerdo.

Quedan 90′ más, que en un derbi de la Madonnina pueden ser ‘molto longos’, y la esperanza de jugarlos con Leao, pero, para quitarle al Inter un sitio en Estambul, el Milan necesitará una de las hazañas más increíbles de su historia.

AS