Dos golazos fuera de contexto para disimular errores y darle un triunfo a Vélez

Foto: Vélez Sarsfield

Vélez Sarsfield derrotó a Talleres 2-1, en el estadio José Amalfitani, por la vigesimoquinta de un campeonato que marcó una mala campaña de ambos equipos. Los dos goles locales llegaron desde el banco: Santiago Castro y José Florentín, Matías Esquivel marcó el empate transitorio para el conjunto cordobés.

En un partido plagado de errores, imprecisiones y juego deslucido, Talleres estuvo más cerca en el primer tiempo. Una gran intervención de Matías De Los Santos, luego de una falla en el control con el pie del arquero Leonardo Burián y la decisión de Gonzalo Alvez para llevarse la pelota y rematar al arco libre, a los 2 minutos, y luego una tapada magistral, a puro reflejo, de Burián ante el cercano y fuerte remate de Alvez, a los 38 minutos.

La intrascendencia y la falta de generación e ideas se extendía en el segundo tiempo. El entorno estaba a tono con el flojo partido: frío climático, la incomprensible prohibición de ingresar banderas y bombos, la lista de negra de socios comunes de Vélez con prohibición a ingresar al estadio y el aparatoso operativo de vallado y custodia policial en la puerta de ingreso (para evitar juntada de hinchas con intención de insultar a la dirigencia).

Un golazo del pibe Santiago Castro, quien había reemplazado en el entretiempo a Walter Bou, con un soberbio derechazo desde afuera del área, tras acomodarse y girar, rompió el molde.

Un minuto antes Talleres había sufrido la expulsión de Diego Valoyes, que estuvo más pendiente de pegar patadas en mitad de cancha -había merecido la roja ya en el primer tiempo- que en desbordar por su punta.

Nada mejoró después del golazo de Castro. Y una de las tantas fallas groseras, una pifiada de Leonardo Jara en este caso, nació el empate de Talleres: Ángelo Martino mandó el centro desde la izquierda, por el centro Francisco Pizzini la dejó pasar y Matías Esquivel, de frente y libre de marca, remató para igualar el resultado, a los 42 minutos.

Dos minutos después, Vélez volvió a desnivelar, con otro golazo. Una jugada muy bien elaborada, una rareza para este mal presente del equipo del Cacique Medina, con taco de Julián Fernández, centro atrás en velocidad de Francisco Ortega y zurdazo demoledor de José Florentín,que había ingresado tres minutos antes en reemplazo de Nicolás Garayalde, para despejar la angustia local.

Esos dos goles agónicos, sumado a un tiro de Diego Ortegoza que pegó en el poste, rociaron con un poco de adrenalina a otro partido condenado a la intrascendencia y las críticas.