Imparable, Griezmann manda en Madrid

Partido excelso del francés que, con un doblete inicial, lleva al Atleti segundo en Liga por delante del Madrid mientras vivía su primer penalti a favor un año después. Lozano marcó para el Cádiz.

La quijotización, ese proceso que intercambia las conductas de Alonso Quijano y Sancho Panza al final de El Quijote, el uno convertido en el otro, puede contar esta Liga. Basta con mirar a lo alto de su tabla. No solo Atlético y Madrid han intercambiado sus posiciones, también lo han hecho rojiblancos y culés en su esencia: es el Barça de Xavi el que se agarra a los 1-0 y a su portero para ganar y es el Atleti ese equipo que juega, propone, manda y da gusto de ver. Vertical, vigoroso y atado a una capa. Ondeó ayer alto, tamaño bandera Metropolitano, para certificar un sorpasso en Madrid.

En el segundo 65 el Atleti ya iba por delante de un Cádiz que salió del túnel para encerrarse en tres metros a los pies de Ledesma. Empujaba el Atleti. Un Atleti que la pedía, la tocaba y se movía como puro rock and roll. Quizá fuera que había salido con esa gasolina, la de quedar por encima del Madrid en su peor temporada con el Cholo, la que se quedó sin luchar por títulos antes, empujando las botas. Con ese aire de campeón que no le abandona desde que el Mundial terminó. Lástima lo de la hora del partido, esas diez de la noche que se traducía en un sinfín de asientos vacíos. Lástima lo de antes de Qatar. Lástima lo de Europa. Porque este Atleti tritura. Porque si alguien pensó que era broma eso de intentar ser segundo y dejar detrás al Madrid, nada se decía más en serio. Y al Barça porque no ha dado tiempo. Un Barça que ahora es cholista y que observa cómo el Atleti elabora monólogos. Todo alrededor de ese futbolista que es el mejor de esta Liga: Griezmann. Se lo vendieron por 20 millones hace no tanto. Ja.

El gol en el primer minuto fue suyo. Recibió de Carrasco que había entrado en el área bailando para driblar a Iza y pasarle la pelota hacia atrás. Plam. Al primer toque y sin pensar, el francés cruzó al segundo palo. Pum. El chico del pelo rosa es una bala de plata. En ese momento el Cádiz ya solo quería que terminara el partido. Pero es que esta no es su Liga, esta no es su lucha. Rotó tanto Sergio que, de los teóricos titulares, de inicio solo había cuatro: Ledesma, Iza, Bondonga y Alcaraz. Su única comparecencia en la primera parte fue una falta lateral que Momo cabeceó a la red con la fugacidad de las estrellas en agosto: se anuló por fuera de juego. El resto fue un no parar de comprar palomitas mientras asistían de cerca al espectáculo del francés. Podrían haberle llamado abusón. Porque Grizi gira, recibe, combina. Porque Grizi juega, crea, domina y elabora. Porque Grizi es el mejor defensa, asiste como el mejor centrocampista y marca al primer toque como el mejor delantero. Oh, la, laSimeone le rodeó con los once de Valladolid. Y todos volaron sobre su capa. Para pesadilla del Cádiz.

En el minuto 26, por si acaso, porque, a pesar del jarreo, la distancia era solo 1-0, amarró un balón y cabalgó por su jardín, mientras los jugadores del Cádiz se abrían ante él como si se llamase Moisés. Al pisar la frontal, buscó a Lemar para la pared y, casi cayendo, enviar un zurdazo a la red. El Metropolitano estalló. Porque no era Griezmann sólo. Era un Lemar incontenible. Era Carrasco, vértigo puro. Era el Atleti superior en el medio, con Koke enorme otro día más y Witsel uniendo su salida de balón a la de Hermoso. Rozó Griezmann el hat-trick pero su zapatazo lo repelió Bongonda y se topó con el palo Morata antes de un descanso sobre el que el Cádiz se abalanzó como un náufrago a la tierra firme.

A fin un penalti a favor

Del reposo, los rojiblancos regresaron como si el ácido láctico no habitara en sus piernas. Volvió a salir en tromba. Carrasco se metió en el área y cedió a Hermoso quien envió la pelota a Morata para su disparo a quemarropa, solo y fácil. 3-0. El cuarto sería un lazo, ese momento que el Metropolitano, de tanto esperar, había dejado de querer: un penalti a favor. Un centro raso de Lemar le golpeó a Alcaraz en la mano tras darle en las costillas. En otra vida jamás habría sido penalti. Pero Soto Grado fue a la pantalla y, piiiel penalti menos penalti de todos los que le han hecho al Atleti esta temporada fue su primero en Liga. Carrasco lo marcó y, en cuanto lo hizo, buscó a Grizi para abrazarle. El francés podía haberlo pedido para el hat-trick pero prefirió ver marcar a un compañero. Esa también es su grandeza. Su tremenda humanidad, aún más gigante que su fútbol.

Un misil de Lozano, que derribó a Grbic para el honor del Cádiz, y la contestación inmediata de Nahuel pusieron el final a un partido que fue más que un sorpasso. Era un manotazo del Atleti en esa mesa que come Griezmann. Para contar esta noche quién manda en la capital.

AS