¡Rosario Central campeón! con un triunfazo en un partidazo y coronado con un golazo

Rosario Central derrotó a Platense 1-0, en el estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero, y se coronó campeón de la Copa de la Liga Profesional. Un golazo de Maximiliano Lovera, en el primer tiempo, desniveló el resultado en un atractivo partido y con una multitud en tribunas y plateas que aportó colorido y condimento emotivo.

Si la historia la escriben los que ganan, Rosario Central muy merecidamente en este caso, no es para despreciar lo escrito por el perdedor, Platense que, aún siendo menos, jamás se entregó, estuvo muy a la altura del compromiso y hasta tuvo un par de chances al final, aún con un jugador menos, como para igualar.

De entrada, Platense propuso un juego rápido y vertical, buscando, y consiguiendo, taparle los espacios a su rival, sobre todo poniendo énfasis en controlar a Jaminton Campaz. Un tiro libre de Lucas Ocampo, tapado por Jorge Broun fue la situación propicia del Calamar.

Se fue soltando Rosario Central y con su juego asociado pasó a tomar el control, con Tomás O’Connor como eje del juego, y tuvo su oportunidad con una palomita de Agustín Sandez fue atajada por Ramiro Macagno.

Ese vértigo e intensidad, de ambos lados, no se prolongó en las áreas, ya que no abundaron las situaciones netas de riesgo. Se respetaron, se estudiaron y se controlaron, dejaron todo pero le faltó el toque final en las áreas.

Ese toque final lo halló Rosario Central con un soberbio golazo de Lovera, a puro talento y distinción. El delantero que retornó tras su paso por clubes de Grecia y Chipre y Racing Club recibió y giró para desairar a su marca, avanzó recto con control preciso, aceleró, en el trayecto le hizo un caño a Ignacio Vázquez y sacó un zurdazo bajo para desatar la locura de todo el Canalla, a los 39 minutos.

Ese gol, golazo mejor dicho, tranquilizó a Rosario Central y le otorgó respaldo y confianza. Platense sintió el impacto. Y el equipo de Miguel Russo halló paz para combinar, tocar y sentirse seguro.

Un impactante choque de cabezas entre Mateo Pellegrino y Facundo Mallo, con la posterior caída del delantero del Calamar encima de Damián Martínez, en el arranque del segundo tiempo, asustó a todos. Pellegrino debió ser trasladado a un hospital -donde afortunadamente se determinó que se encontraba estable-, Martínez también salió reemplazado y Mallo siguió en cancha pero con un amplio vendaje en la cabeza.

Pasado el momento de preocupación, Rosario Central mostró su mejor faceta. Con Ignacio Malcorra y Jaminton Campaz, sus jugadores más desequilibrantes, asociándose. Entre ellos dos y Maximiliano Lovera armaron una acción a pura lucidez y precisión que acabó con el tiro picado del colombiano que besó el travesaño. Poco antes un habilitación perfecta de Malcorra no pudo ser conectada correctamente por Campaz.

Durante ese dominio del conjunto rosarino Platense dejó en claro que no se entregaba y un disparo de afuera del ingresado Maximiliano Zalazar obligó a Fatura Brown a un espectacular tapada para desviar una pelota que iba en dirección al ángulo.

Otra buena incursión ofensiva de Campaz yéndose directo y amenazante rumbo al área fue interceptada con infracción por Gastón Susso, quien ya estaba amonestado. La segunda amarilla dejó al Calamar en inferioridad numérica, a los 43 minutos.

Quedarse con diez jugadores tampoco amilanó al equipo de Vicente López. En los nueve minutos de descuento, exhibió personalidad y determinación -atributos que lo llevaron de empezar el torneo preocupado por el promedio y hasta sufriendo instancias complicadas (por ejemplo cuando fue goleado, casualmente, por Rosario Central 4-0 y estuvo en peligro la continuidad de Martín Palermo)- y dispuso de dos clarísimas oportunidades como para empatar.

Una media vuelta y derechazo de Nicolás Servetto salió muy cerca del palo, a los 48, y un cabezazo de Leonel Picco motivó otra gran intervención de Fatura Broun. Así se mantuvo la emoción y la intensidad hasta el último segundo.

Gran mérito en este nuevo título de Rosario Central, el decimosegundo en su historia, le corresponde a Miguel Ángel Russo, ratificando que es uno de los mejores técnicos del fútbol nacional. Arrancó esta Copa perdiendo mucha calidad en el plantel, por las transferencias de Alejo Véliz, Gino Infantino y Facundo Buonanotte a clubes europeos. Todos juveniles apuntalados por Russo. Pese a estas salidas, el entrenador volvió a armar un equipo competitivo, mezclando experiencia y juventud, dándole un fisonomía propia y un planteo definido.

Para destacar también la actuación del árbitro Nicolás Ramírez, que venía de otro buen desempeño en la reciente final de la Copa Argentina entre Estudiantes y Defensa y Justicia, sobre todo en un año plagado de desastres arbitrales. Sobrio, atento, con personalidad y sin fallas.

Salir campeón de la Copa de la Liga le permite a Rosario Central jugar el Trofeo de Campeones 2023 ante River Plate, campeón del campeonato de la Liga, el próximo viernes. Será el cierre del año y volverá a poner frente a frente a los dos mejores equipos de esta temporada.